Gigantes del subsuelo

Nadie nunca se planteó construir en la Cueva de Postojna un rascacielos o una catedral. Se encargó de ello la cueva misma.

Poca gente se preguntará sobre lo que se esconde debajo de nuestros pies. En las ciudades realmente no tiene mucho sentido preguntarse algo así, ya que quizás la imagen no resultaría muy agradable, pero en el karst es diferente. Desde hace 200 años, el subsuelo de Postojna agita la imaginación y la curiosidad humana. El nuevo mundo que se abrió a la gente después del descubrimiento de la Cueva de Postojna ofrecía ideas diferentes: la del ferrocarril de cueva, la de las luces eléctricas, cuando ni siquiera Liubliana las tenía, la de las aventuras, que recordaban a las novelas de Jules Verne.

Pero nunca jamás nadie se planteó construir en la Cueva de Postojna un rascacielos o una catedral. Se encargó de ello la cueva misma. En más de 24 kilómetros de Cueva de Postojna, el paisaje del mundo subterráneo cambia igual que en la superficie: se elevan montañas, corren los ríos, se abren salas enormes que esconden entradas a las estrechas galerías. Si en tu imaginación sobrevolaras este paisaje como un dron, a unos 50 metros debajo la superficie (casi literalmente) chocarías con el Rascacielos (Nebotičnik).

Despacito...

Sabemos que la vida en el subsuelo trascurre muy lentamente, en la larga historia de la Tierra, nuestras vidas parecen un grano de arena en comparación con las de las cuevas de millones de años. Se dice que las concreciones calcáreas crecen un milímetro en diez años, pero se trata de una estimación muy poco exacta, ya que en algunas partes de la Cueva de Postojna crecen más rápido y en otras menos, dependiendo de la segregación de la calcita. Algunos milímetros pueden crecer en unos años o en miles de años, todo depende de las circunstancias, como la intensidad del goteo, la composición del agua, la constancia del chorro de agua del que se segrega la calcita...

Si intentamos traducir estos procedimientos complicados al lenguaje más cotidiano, podríamos decir que lo único que se puede constatar con certeza es que las concreciones calcáreas crecen realmente muy lentamente. Son más lentas que nosotros, cuando estamos atrapados en el atasco por la mañana.

La más antigua

La estalagmita más antigua conocida del recorrido turístico de la Cueva de Postojna se llama Rascacielos (Nebotičnik) y simplemente por el tamaño de la misma podríamos adivinar su edad: tiene 16 metros de altura y de ancho tiene tanto, que ni siquiera se percibe como una estalagmita, sino parece más bien una pared de calcita en el recorrido turístico, que tapa la vista. Los científicos utilizaron una técnica especial para calcular su edad, que oficialmente no es «tanto, que no puedes pasar al lado», sino unos 150.000 años.

Como comparación: La Cueva de Postojna empezó a formarse hace unos tres millones de años en la caliza de unos 70 millones de años, por tanto, Rascacielos es todo un «jovencito». Rascacielos es el más antiguo del camino turístico por la Cueva de Postojna, pero la cueva esconde otras formaciones calcáreas más antiguas que tienen hasta más de medio millón de años.

Gigantes

Una de las principales características de la Cueva de Postojna, durante siglos descrita por los visitantes, científicos e investigadores, es su tamaño enorme, y es bastante lógico que Rascacielos subterráneo no esté allí solo. A su lado se ensanchan, como un bosque, las estalagmitas altas e imponentes de decoración barroca, que lentamente, pero con persistencia quieren tocar el techo. En una palabra les decimos Gigantes. Desde la cima del Calvario (Kalvarija) o de la Montaña Grande (Velika gora) se abre una de las vistas más bonitas de la Cueva de Postojna.

¿Una montaña bajo tierra?

Rascacielos se eleva justo debajo de la cima del Calvario, una sala que se formó con el colapso del techo. Calvario tiene volumen de más de 168.000 metros cúbicos. Es tanto que cabe dentro la catedral londinense de San Pablo... hasta con alguna ampliación.

Pero no te preocupes, si decides subir esta montaña, nada caerá del techo, ya que esta bóveda natural ahora está muy firme. Los colapsos de techo en las cuevas no son nada raro (hasta la definición de la palabra «udor» (colapso) en el Diccionario de la Lengua Eslovena Literaria los menciona), pero la Cueva de Postojna ofrece algunas escenas muy especiales. Los enormes bloques, restos del antiguo techo colapsado, se ven claramente al pasar por la cueva. En el ascenso a la montaña se puede ver cómo en estos restos del techo hoy en día todavía crecen las increíbles formaciones calcáreas que durante miles de años han ido creando un paisaje asombroso. Si lo miras desde lo alto del Calvario, las escenas te dejarán boquiabierto, y los que más destacan son los Gigantes: las estalagmitas enormes de colores, que parecen competir en quién tocará antes el techo.