Historias secretas de las crías del dragón

Piel pálida, casi transparente, extrañas plumas rojas, no hay ojos, tiene cuatro miembros y solo diez dedos. ¿Qué son estos animales? ¿Serán las crías del dragón? La extraña imagen de los proteos agita la imaginación desde hace siglos. Los primeros escritos sobre las crías del dragón terrible, que vive en la Cueva de Postojna, datan del siglo XVII.

La gente en el karst estaba acostumbrada a vivir entre las cuevas, abismos, ríos intermitentes, lagos y nacimientos repentinos que aparecieron desde el subsuelo con abundantes lluvias o inundaciones. Pero cuando la fuerza de las corrientes trajo a la superficie unos «peces» extraños de piel pálida, cuerpo y cola largos, y cuatro patas, se trataba de algo extraordinario. Los habitantes cercanos a la Cueva de Postojna creyeron que en la cueva vivía un dragón terrible y asumieron que estas criaturas serían sus crías.

Pero las historias de las «crías del dragón» no solo despertaron el interés de los curiosos aldeanos, sino también el de los científicos. En el siglo XVIII, los biólogos compitieron entre ellos y casi pelearon para ver quién presentaría primero la nueva especie de animal de la Cueva de Postojna. El que fue el primero en conseguir ejemplares vivos de estas criaturas extrañas fue Giovanni Antonio Scopoli y en 1768, las «crías del dragón» consiguieron una descripción científica y el nombre en latín: Proteus anguinus. Hasta Charles Darwin llegó a escribir sobre estas criaturas extrañas del subsuelo de Postojna en su obra El origen de las especies (1859).

¿La reina del subsuelo?

El proteo es una especie endémica del karst dinárico lo que significa que solo se puede encontrar en un pequeño trocito del mundo y dentro de este territorio reducido, su «principal morada» serían Eslovenia y la Cueva de Postojna. Las peculiaridades del ambiente de la cueva: la vida en la oscuridad, temperatura constante y períodos largos sin comida, convirtieron al proteo en un verdadero pionero de la supervivencia. Sus características propias recuerdan a las habilidades de los superhéroes.

¡Superhéroes!

Los proteos son muy peculiares, empezando por su apariencia: tienen cuerpos largos, parecidos al de una serpiente, y pueden llegar a tener de 25 a 30 centímetros de longitud, lo cual los convierte en el depredador más grande de las cuevas. Su piel es pálida con un tono rosado y parece casi transparente. Tienen pequeñas piernas cortas con tres dedos en los miembros delanteros y dos en los traseros. Se mueven en el agua como una serpiente al ondular su cuerpo en lo que le asisten sus piernas, que no tienen otra función. Respiran con agallas externas y pulmones rudimentarios. Aunque el animal adulto no tiene ojos, los receptores en la piel lo ayudan a «verlo» todo y sienten muy bien su presa. Su piel es muy sensible a la luz. Pueden sobrevivir 12 años sin comida y vivir hasta 100 años.

Secretos de amor

Hay otra cosa que llama la atención de la ciencia más que sus características de «superhéroes»: su secreto mejor guardado, la reproducción. Como viven en la oscuridad de los ríos y lagos subterráneos, donde también se reproducen, los científicos no tuvieron muchas oportunidades para observar su vida íntima. Pero un evento casual en el gran acuario de la Cueva de Postojna acercó la reproducción de los proteos a la ciencia. En 2016 pudimos, por primera vez, asistir en vivo al proceso de poner los huevos y a la eclosión de 21 «dragoncitos», que se convirtieron inmediatamente en estrellas de los medios de comunicación de todo el mundo.